domingo, 11 de agosto de 2013

Olvidos.

Qué pretensión la nuestra, de creernos inolvidables,
perpetuos en el recuerdo del otro, en el suave pensamiento
del otro.
Qué miedo nos da que nos olviden, que nos saquen con
pincitas de a poquito. Llamamos en vano la voz del
ausente por la noche porque pareciera así que nadie nos oye.
Una vez más.
Qué pretensión la nuestra de caminar,
por el mismo desierto de imágenes, se repiten una y otra vez;
un pájaro vuela de una boca y muere contra la mano.
Y una voz le dice al silencio, reposo de dichas;
no va a volver, ya se olvidó.

lunes, 5 de agosto de 2013

(Des)encuentros.

Dijiste que había muchas formas de dejar un lugar. Una ausencia no es un día no estar más. Si miras bien, ya no estoy sentada en el mismo banco, esperando tu abrazo. No quiere decir que partí, partir no es solo dejar un sitio. Quizás simplemente me corrí de lugar, y tu miserable punto de vista, no puede darse cuenta que tan solo estoy en otro banco, del otro lado. Esperando que el abrazo nunca se desprenda de aquel otro abrazo que jamás llegara a la cita.
 
B.C

Herboristeria

Arrancarte del minúsculo músculo,
sin que deje de vivir.
Arrancarte pero escrupulosamente,
como se arranca la hiedra mala,
desde la raíz para que no vuelva a crecer.
Arrancarte del corazón.
Arrancarte cuidadosamente sabiendo siempre,
que la tierra removida,
trae nuevas semillas.

B.C

Las lágrimas tampoco lloran.

Contar hasta tres, no salen. Hoy no saldrán.
Se ve que le temen a la humedad, hoy hace frío y el soplo efímero de una brisa las podría congelar.
Contar de nuevo, nada. Esperan dentro, amotinadas, revolcadas en el duro cristal. Se chocan unas contra otras, las puedo oír, puedo oír el suave murmullo de su penitencia organizada. Temo por el olvido, la peor de las epidemias.
Contar, contar, silencio. Ninguna se asoma.
Intuyo que le temen a la caída, altruista acto de entregarse al vacío.
Contar, ya en vano. No saldrán. Pero con que fuerza las siento, náufrago mar dentro mío. Contar, y no. Estarán de huelga, la huelga de la esperanza,
la genuina idea de no caer,
ya no caer más.

B.C