lunes, 16 de febrero de 2009

Crónica del amor


Como amapolas soñas entre mis pelos que vuelan por las ventanas de la cuidad apagada,
entre cuenta gotas te perdes en mis labios que te tocan con esa tibia humedad de vapor, al final de nuestros pies que descansan eternas siestas se abren abismos y caminos que plasman cánticos incitantes.
Estamos en la sombra de un árbol que relata amares, estamos en nuestro propio solo cuerpo, único cuerpo.
Vamos tenues hacia la luna, hacia un abrazo gigante que nos desnuda de este mundo,
mientras vos te lavas el cuerpo con ganas, yo soy la lluvia que te destiñe.

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