domingo, 11 de agosto de 2013

Olvidos.

Qué pretensión la nuestra, de creernos inolvidables,
perpetuos en el recuerdo del otro, en el suave pensamiento
del otro.
Qué miedo nos da que nos olviden, que nos saquen con
pincitas de a poquito. Llamamos en vano la voz del
ausente por la noche porque pareciera así que nadie nos oye.
Una vez más.
Qué pretensión la nuestra de caminar,
por el mismo desierto de imágenes, se repiten una y otra vez;
un pájaro vuela de una boca y muere contra la mano.
Y una voz le dice al silencio, reposo de dichas;
no va a volver, ya se olvidó.

1 comentario:

anarko-zen dijo...

inolvidable pero con mayúsculas
mi hermanita bela!!!
nos vemos pronto! trata (digo, de onda) que tanta belleza que llevas dentro te haga germinar; lo podrido genera el humus de la vida es cierto, pero mejor florecer antes de servirle a los otros de comida...