sábado, 3 de enero de 2009

El Universo VI


El era un buda de estos tiempos. Sobre las flores recitaba unos versos tranquilos, mientras la naturaleza gigantesca sobre el lo cubría del frío.
Se le veían apenas los ojos y su mente perdida en otros mundos visitaba ágil al sufrimiento y a la percepción del ser.
Sobre su meditación yacía un manto violeta que antes no había estado ahí, pero que sin embargo debía estar allí en ese tiempo, en ese lugar. ÈL se paró, liviano como una pluma, fuerte como un árbol; al costado de la sombra se paro y miro y observo. El manto de un espesor hermoso, comenzó a levitar, y bailando y gimiendo una canción muy lenta le dijo a buda: "ahora soy yo un compañero para tus viajes, tus pies para andar, tu boca para plegar, tus ojos para espiar."
Sin entender demasiado pero sin importar de esto otro poco, buda hizo caso y tomo el manto se cubrió de el y ya no solo y de soledades emprendió su camino.
El manto se le metía en la piel, y de apoco no había dos cuerpos, de pronto creció el día y el sol. Se abundo de árboles y plagas, de animales y de otros cuerpos.
Del cielo unas fuertes manos abrazaron al buda, y comenzó a llover.
Lejano, como si viniera de un infinito una voz hablo y procuro: " Mírenme, de esta lluvia nacen las cosas cotidianas y este mundo que viene de otros mundos que hay en èl, y que ahora son ser y sentires. Ahora podemos decir para contar, porque ahora somos existencia y existimos."
Vida.

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