sábado, 30 de mayo de 2009

Crónica del odio.




Estas ahí parada, estas ahí pero no me ves. Del otro lado, al otro extremo te miras sin mirarme, te escuchas sin oírme, te sonríes de cualquier cosa que se pasa por tu cabeza y yo acá te espío.
Te grito, te imploro, te exploro. Ni una señal de que existas, ninguna señal de que estés viva.
Sorda, apagada te vas yendo, desvestida y alborotada te despedís de mi. Entonces estamos en frente una a la otra y nos gritamos, nos comemos, nos derribamos. Poco a poco se pierde el dolor y todo se va desvaneciendo. De pronto no se por que nos miramos pero no nos podemos ver, vos sos yo y yo soy tu silueta que te recorre y se vuelve a separar y a pelear, pero nos damos cuenta al fin que no, que no podemos huir, estamos juntas en esta cosa de mirarnos por nosotros mismos.

1 comentario:

anarko-zen dijo...

impecable poema; plenitud humana chisporroteando en el plexo solar, lagrimables nuevos se desprenden de la poesia y se entretejen como un poro más; atraente mulher...