martes, 14 de julio de 2009

Crónica del festejo

Los dioses sin sexo allá arriba se amaron. Se frotaron sus cuerpos, se dijeron bazofias imponentes, se regalaron ofrendas interminables.
Pasaban días y noches recitando palabritas y palabras bien grandes que iban soltándose por los cielos y los mares. De a poco esas palabras no entraban en el cielo, entonces se fueron divisando hacia otros mundos y otras ventanas.
Una hermosa palabra como plenitud fue a parar a la ventana de Juno, y otra mas revoltosa como locura se plasmo sobre el pecho de Fermín. Sin saber ninguno del otro, estas palabras fusionadas y embarazadas dieron lugar a los amantes. Con ellos a otros planetas, y otros mundos, y a otras tantas ventanas.
Y estas al abrazarse como bien habían donado esos dioses despiadados, sin saber siquiera que transmigraron vida, dieron agua y fuego, viento y tierra a todas las otras palabras de los muchos mundos mundanos.
Y así se armo una revuelta en esta vida,
y así se festejaron los decires en este universo.

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