viernes, 7 de noviembre de 2008

EL universo I

AL abrirse el último fruto del jardín, todas las personas fueron a ver. El fruto tenia forma humana y se notaba escrupulosamente el tajo al dejar partir la semilla. En ese hueco, herida abierta que miraba al cielo me llamo la atención que sangraba levemente, era de un color rojo fuego, intenso. Todos miraban el nuevo fruto, pero mi vista iba más allá de ello. Adentro del fruto la piel sangraba y a la vez me llamaba y me cantaba...Yo quede inmovilizado pero enamorado de ese tajo, de esa tierna herida que parecía mujer. No me anime a seguir su plegaria y huí del jardín, me atormentaba la seducción, la belleza de lo persuasivo, de lo minúsculo।Ese día jamás fui al jardín। Me quede como hombre serio, en penumbras, culpado de haberme negado a esa vida que me llamaba. Culpado de no entregarme al universo.

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