sábado, 22 de noviembre de 2008

El Universo III

Dentro de una gran nebulosa, radiante y lumínica hay varios peces que nadan sobre un espeso lago de recuerdos, tiempo y espacio. Los peces se dispersan en diferentes puntos y divisan a otro para mirarse y amarse hasta su fin, hasta que su memoria solo recuerde como despertaran mañana. Mientras en la nebulosa todo es calor y fulgor, afuera las ventanas se llenan de nieve y hace frío, y no hay peces solo caras y mascaras que andan rápido sin detenerse a mirar ni a ser mirados. Sin embargo hay algo que llama la atención de cualquier observador; aunque los peces andan por diferentes caminos y no se tocan, hay un momento, un efímero pasaje en el cual divisan el centro y allí todos danzan de a dos y están tan cerca que se chocan y se multiplican los peces y los colores, y ya no hay sexo, ni peces, sino unas manos leves pero fuertes que sostienen toda esta burbuja universal...unas manos madres, madre de todo lo que crea.

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