martes, 23 de diciembre de 2008

Celebraciòn V



Y que tanto si digo basta y me saco este cuerpo pesado que me envuelve simultáneamente mientras comienzo el día.
Y que tanto si tiro mis días y el tiempo se rompe en pedazos violentos que van a parar por todos lados perdidos. La marea, los días, las horas, enroscada en mis promesas me desato de ellas y vuelo por todos los rincones de la inmensidad.
Que me importa a mi este yo, que me importa esa insoportable levedad, ese recuerdo letargo que me invade en las noches, que me importa a mi esos amores rotos, ese hombre en la esquina.
Si me importa por cierto, esta música gigante, ese pájaro por desequilibrar del hilito, estos dedos que se transforman en prosas, este cuerpo que sin ser mío me suelta para ser otro cuerpo que anda y fluye sin tocar el suelo, sin rozar el cielo.

Meditaciones

El hombre rencoroso termina por destruirse a si mismo.
Pensando, reviviendo, vuelve a torturarse. Camina por delante de si, no vive, su ego evoluciona y no hay entrega alguna, más que la estrafalaria estupidez de pensar que hay que atarse a lo que uno ama.
El hombre sin compromiso es al que mejor le va. No sigue al río, sino que camina con el. Libre de todo recuerdo, vive el hoy. Fluye y no se niega a la inmensidad. Se entra con el universo porque no espera nada.
El hombre pecador esta inmerso a un engaño constante. Esta ligado a un egoísmo inmenso entre un Dios superior y su infinita existencia de no saber por que peca.
El hombre creador es aquel que llega a su plenitud. Crea cualquier cosa, modifica, enseña. Es un maestro. Su esencia esta en hacer a otros plenos de si, sujetos desde adentro sin decir nada hasta que se llegue a ese viaje, sin planear, sin desear.
El hombre que desea, jamás puede viajar hacia su centro, esta en la espera de algo, conectado con su cabeza. Intensifica su soberbia y su ambición.
El hombre consiente, logra el entendimiento. Puede cuidar de los demás, sabe de donde viene, esta enraizado con el universo, con la tierra.
El hombre inconsciente de nada puede hacer. Coloniza y ataca. Compite por un beneficio. Tiene la cabeza demasiada atada a su cuerpo y solo crea un limite entre el y lo exterior.
La pena, el llanto, fluir, pecar elementos que matan o nacen a los hombres siempre para transformar, para trasmigrar.
Los hombres son algo extraordinario concluye ella mientras relee sus apuntes sobre el Zen.

Cine


era una gran nube viajera.
Una cosa que se movía de a poco.
El era el autentico letargo viajando en medio de un gran camino que no paraba.
Observaba al mundo, como bien sabia que el mundo lo observaba a él; no le importaba lo dicho o lo perdido, simplemente disfrutaba de deleitar imágenes y fugitivos danzarines.
Pasando, vagando, penetraba todo alrededor.
Un día me observo y me capto.
Desde ese día entonces no deje de ser aquella saga vivaz, aquel espectáculo eterno dentro de esa gran nube en pausa, en medio de tanto caótico que anda por ahí.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Vuelos


Por sus labios tan crueles que me hacen temblar, por sus cuenteríos cortos que solía oír saliendo de su boca, contando azares y supuestos graciosos. Por la gracia que me provocaba levantarme cada mañana y ver un cuerpo junto al mío, ambos fallecidos de noches revoloteadas, revolucionadas, requebrantadas.
Por el canto y por el encanto. Y más al costado, las sábanas vuelan por entre nuestras piernas viajando a fugaz sin dejar rastro de nada, un efímero momento, algo simultáneo que nos pasó y no queremos volver a recordar.
Despacito se oyen los silbidos del día, despacito sale el sol y los diarios. Pero nosotros no estamos en la cama agazapante. No se huele a crimen hoy.
No hay huellas ni rastros.
Entran ellos como si nada, se sirven unos mates y hablan cosas cotidianas. El día allá parece como todos los otros días. Mientras nosotros de dolor, de placer, ensangrentados de la inmensidad, nos preguntamos si fuimos algo ignorado, olvidado.
Así de a pedazos, en silencio, vamos juntando los restos de lo que nos queda, tus labios, mi corazón, tu lengua y la mía.
Entonces nos reímos y nos damos cuenta que ya nos somos cuerpo. Despacito como si nada, como si nadie hubiera dado cuenta de tal horroroso crimen, nos devoramos lo poco que nos queda y en ese instante invitamos a un rocambolesco orgasmo humano, y es exquisito, ese amor, ese crimen sin culpa.

Corto

Andamos apurados por estos mares de sal.
Andamos sin vernos y es cosa de siempre que nos tomemos las manos y dibujemos un gran círculo.
En el gran centro, en el gran medio se dibuja una intemperie,
entonces salimos del mar.
Vos te vas al sur,
yo me entro en vos.

El Universo V

De una constante frescura de nardos,nace el resplandor del tiempo.Se festeja, se come y se bebe...huele en el aire a mujer, y piel mojada...cubierta de rocío y de gotas sutiles.Allá dentro de capullos de algodón, se abre un colchón de palabras y frases contentas que gimen y hacen luz...y calor.
De sus pelos suaves que son brisa,se oye un cantar alegre y de su blancura irradia un paisaje que todos embobados nos quedamos mirando un rato largo,hasta que Venus sale y nos mira a todos,nos dice plegarias que se transforma en paz y poco a poco vamos separándonos de a dos para fundirnos y recomenzar.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Hábitat


Hay un cuerpo sobre la hierba.
Hay un río entero y frenético. Unos suaves pelos que guardan añares.
Un lerdo gesto a brisa, que sopla sobre los hombros y mutila en la ultima vértebra de tu cadera.
Mi abrazo en tu pecho, en tu centro. Una cobija, un manto de decires, unas manos fuertes que toman tu silueta y la llenan
de palabras y de besos despacitos.
Aquellos amores de tantos, que de tan profundos, de tan hondos se vuelven una gran mujer.
Una mujer que guarda un escondite precioso.
Un gran laberinto,
el más perfecto refugio.

Fotografías VI


Ese espejo es mío.
Ese reflejo es mío, y es tuyo. Hay una llamarada que nos separa de esa visión amplia, de horizonte muerto. Una continua siesta que nunca termina, o que tal vez empieza con tu columna, con tu pecho y al fin con tu escultura corpórea.
Ese cuadro perfecto, esa cosa viva que nos vislumbra de los demás que se mueven rapidito, a vals.
Entonces cuando te veo, me veo y ya no hay espejo, ni reflejo, ni siquiera esa molesta pero vivaz llamarada que nos distancia del tiempo. Ahí estas simplemente; quieta en el recuerdo; en papel suave a claroscuro.
Cromado de ayeres y de mañanas.

XIBALBA (*)



Dicen por ahí que anda un diablo que se come la felicidad y la buena vida de los demás. No hay mas nada que se tema tanto como este siniestro hombrecito mitad humano, mitad del fuego. Se dice también que se cayó de un infierno lejano en el que era rey y voz; y que de ahí quedo medio malo, medio perverso y medio apagado. Es así que junta amores nuevos, embarazos, ventas, dinero fácil, vacaciones y recién recibidos de universidad, cree que así se va a encender un poco y va a volver de donde vino; para ser otra vez espanto de aquellos tiempos, temido por estos tiempos.
Se robo los carnavales, y los colores de las ceremonias, el año nuevo, la vida nueva, las ofrendas a los dioses y los primeros besos de los novios.
Se dice que ya no hay alegría y candombe, hay pena y tristeza, lluvias grises y sequía. Hasta ahora nadie se le animo a este diablillo que roba las fiestas por eso no para hasta estar lleno de ello. Digo yo que hasta el día que se junten coraje y el orgullo suficiente, saludemos al diablo con sumo respeto y se le diga buen provecho.


(*)Para los mayas del Yucatán era el diablo, para los mayas-quichés era la región subterránea habitada por los enemigos del hombre, era el Mundo Inferior o Infierno, y su nombre puede ser traducido como "Lugar del Espanto".Robaba las almas de los hombres.

lunes, 8 de diciembre de 2008


El universo me ha mostrado todo tipo de formas, de sucesos, de colores.El que mas me ha enseñado es la partida, los adióses,la transformacion...transmigrar.La vez que conocí al eco aprendí esto.
Lo jodido de las partidas, del eco. Hondo, lleno de uno, hueco.El eco repite lo que uno dice, no sangra, no lastima, no hay peleas, ni engaños.Uno va descascarand0se por fuera, arrancándose la piel, como escama.Pero por dentro todo se palpa, se mueve y arde.
Antes de que el eco me llame a su abrazo hueco, conocí el amor o creí haberlo conocido.Era cosa de todos los días, ese amor que invita a la lujuria, ese deseo insoportable que llega sin partir, que llega sin decir.Las risas, los abrazos, los roces, los silencios.Era hermoso ese amor,que se vestía de desnudez; pero me toco el paralelismo, el dolor punzante, ese juego de dos....de casi dos.
-Hay algo que se mueve allí debajo, al ocaso.No veo,pero siento,y eso me hace verlo.
Se va formando,se desliza,se achica,junta vacío y vuela.Esta desplegando algo que me da vergüenza de verlo,parece danza,canto.Muchos colores suelta y forma figuras y se vuelve a agrandar y se hace como miga de mar y se vuelve a desplegar y comienza de donde nació.Ahora estoy ciego,ciego de belleza,me vienen las ganas de correr y desnudarme y fundirme....todo toca música,y la música se vuelve nosotros.
Aun no puedo verlo,pero comienza a moverse,tiene movimiento,entonces lo palpo,entonces todo tiene sentido,la vida
el despertar y la muerte.
Porque cuando hay vibracion y ondulación,lo blando,lo profundo,todo se vuelve como el panadero,viaja,flota y allá en el amanecer muere y vuela.

Corto

En el gran pozo, los dos se miraron.Fijos,quietos.
Esperaban la luz.
Y cuando hubo luz, se prendieron chispas y calor...
y así se inicio el primer fueguito.

Fotografías V

Llueve....llueve y el día prepara un ocaso abrumante.
El café reposa en la taza, las sábanas me cubren de espesura. Afuera todo parece empezar. Los canillitas en las esquinas, el grito de algún vendedor perdido, los primeros funcionarios, las puertas que se abren.
En la diagonal que muestra mi ventana los primeros escobillones y los baldazos de agua comienzan su acto vespertino. Todo despierta así en las calles, en el paisaje exterior. Yo, adentro, me desperezo entre los capullos y tomo sorbos de café tibio.
La música sopla una ráfaga que despliega cánticos y bailo lento y coordinado, mientras me desenvuelvo de entre las sábanas. Voy hacia el espejo cantando coplas despacito y sonriendo por los pasillos largos de la casa antigua que huele a jazmines y te de tilo. Me paro frente al espejo, tomo mi bolso cotidiano, y dentro de el un corazón latente que respira y se mueve impaciente.
Salgo a la calle, salgo al día. Me hundo entre ese humo de mañana, entre esa gente que no se detiene, salvo por aquellos que se detienen a ver los detalles que pocos logramos encontrar, ese pájaro moribundo, las hojas que viajan con la brisa, la bolsa que flota en el aire impulsada prolijamente por el viento, el reflejo del charco, la lágrima del amante, las gotas que mueren al finalizar la vidriera.
Detalles de la vida minúscula, del universo que hoy me llevo a mi casa antigua, a los pasillos largos, a mi bolso, a devolverle a aquel bolso su corazón latente.

sábado, 6 de diciembre de 2008

La Bailarina


En lo alto de la duda lunar, de los cosmos enigmáticos, de las estrellas madres, de los soles radiales, de la música que suena, hay una mujer que canta penas, y que dice con el cuerpo. Movimientos vivos la acompañan y le susurran los compases vivarachos, los tiempos de pausa, los matices letárgicos. Vive allá, en donde la mirada de los despistados no llega, donde el suave calor es un hueco hondo y la alegría es cosa de todos los días, días festivos, día de pan, de augurio...Suave allá, la muchacha de leves dedos, de piernas largas, de rostro mojado y mirada mística se despliega por sus caderas; y de pronto no se distingue entre la partícula que flota en el aire y su figura que se quiebra y se arma en varias capas de pollera, en enaguas vivientes.
La bailarina de los cosmos, que vive a años luz de la tierra, es todas las mujeres juntas, las de acá y las de allá; las abuelas, las madres, las hijas y las nietas. Es esta bailarina una acróbata de esos suburbios galácticos, que nos resume a toda la dulzura femenina.

La vibrante fantasía

Mas que el recuerdo, era tortura y me daba escalofríos pensar que al noveno día de mi felicidad el partiría con sus valijas, y sus porquerías de trabajo, horarios y deshoras. Penaba silenciosa, y me fatigaba la idea de no poder decirle nada, que me ignore, que su beso solo sea una leve brisa, y su abrazo una sombra. Cocinaba, limpiaba, bailaba sola, sonora. Tomaba ya de mas, y me gustaba pasar largas horas tirada boca arriba semidormida, semi despierta y espiando el tren que pasaba por arriba, y ver efímeras caras y sonreírles...y creer que eran mías esas caras y saludarlas. La noche era un leve castigo, sola, desolada, esperaba los momentos y los pájaros para que llegues, calmo y con ganas de hacerme el amor...Pero eso era un sueño, un corto sueño dulce. Esta noche y las demás estaría sola yo...con un espejo en frente, desnuda de poemas....y arriba de la mesa un montón de papeles con historias que reviven nocturnas y me hacen creer que despierto a oscuras, que tengo un esposo y mil amores.

Corto


Siempre me dije que la mejor canción es la del alma.
Al final de las vertebras, al final de la muerte, un zumbido nace de adentro... un sonido canta y hace voz.
Siempre dije, la mejor música es la del cuerpo.

Celebración IV

Hoy propongo que miremos la función.
Que nademos por otros mares fugitivos, que seamos la pluma que sopla el viento.
Hoy quiero viajar a tu centro, quiero ser esa espiral que te gira al vacío.
Llenemos las bocas, llenemos los cuerpos. Seamos ese hueco que queda entre nuestros ojos.
Propongo que nos pongamos viscosos y miremos todo dos veces.
Amares dos veces, el tiempo dos veces, la luz y la noche.
Seamos nuestros invitados y festejemos nuestro mios y nuestros tuyos.
Abramos la ventana, abramos los abismos.

martes, 2 de diciembre de 2008

Fotografías IV

En el ocaso del amanecer, en los restos de la noche que hostiga con mi encuentro, en mis manos que tiemblan esperando hay una esfera de compasión y una debilidad cruel que insita. Todavía es primera hora de la mañana y el sol aun se besa con el agua y entonces forman un cuadro perfecto de mis días. En mi cabeza retumban muchos días y muchas deshoras y destiempo, merecidas del largo trabajo de apaciguado despertar; un continuo sin fin de paciencia. Me lavo la cara, me aclaro las ideas y dejo que mis ojos capten lo vivido, lo que ahora se esta moviendo en conjunto conmigo...una persecución del tiempo.
Entonces siento que mi cuerpo ya no es carne, ni un saco de piel ni nada que me nombra y que me forma. Estoy desnudo y apacible, ya no espero sino reposo y poco a poco soy lo que alguna vez fui o seré; quien sabe. Estoy dentro de la fotografía, soy vivaz y un retrato de aquel que me atrapó.

Edén


Por mi ventana se puede observar un jardín oculto, que solo yo veo porque creo en los mitos, en los cuentos de voz y las plegarias de los viejos que rodean el almacén por la noches y se bañan de vino .Allí se cuentan y se creen muchas historias, historias para contar e historias que quedan en la memoria y otras que son guardadas en lo mas profundo del alba. Mi ventana cuelga de los pies de un Dios abismal, que pocas veces viene a visitar, esta recubierta de jazmines y una parra que da uvas en verano, y da vino en los buenos tiempos. Yo soy la espía, la vigía de mis espejos cortinados, que se elevan un poco cuando el viento las acaricia y les hace cosquillas para que cante y susurre cantando.
Lejos del jardín, pasando un poco el amanecer comienza a asomarse la esquina dorada, refugiante, en la que siempre ame y fui amada .Allá jugaba poco, iba en soledades a leer cuentos, a bailar sola, a charlar con mis penumbras. Los árboles cubrían el espacio, y allí no había tiempo, allí la vida continuaba como continua en casi todos los mundos, inmensa y abstracta. Yo era la nena que esa esquina deseaba y era hermoso ser el universo que me llamaba y me besaba.
De regreso a casa, daba vuelta la cara que cubría de aires frescos y miraba una vez mas el jardín de fondo, los cánticos de una ventana que tenia vida propia y una esquina que redoblaba en un camino que se unía a una niña espía de nostalgias y encuentros, como casi todas las niñas de esa edad.

Primavera

Tus labios se posaron en mí, aquel día que los árboles y las viejas chusmas nos miraban. Para mí ese día fue el día que me nombraba, que me gritaba, que me guiñaba el ojo. El sol, el cielo, conjugaban prosas perfectas para nosotros, que éramos poesía y calma. Vos que eras mi musa, yo que era tu almohada jugábamos a mirarnos de cerca, tan de cerca, que tus ojos y los míos eran viscosos y uno solo. El verbo que nos nombraba no callaba, y las tardes eran eternas, y los perros ladraban y ambos corríamos para ver las puestas de sol, del horizonte y de sus brazos. Brazos que nos acurrucaba y nos hacia transpirar para que nuestros poros se abran y broten de ellos la mas hermosa flor, el narciso, nuestro propio reflejo, amor, pero de aquel amor que llueve y hace llover.

Oceánica


En la costa que brilla y en el ocaso del sol que perpetúa su resplandor, en el medio de estos dos hay un espejo intenso y rebelde, de un azul que zambulle peces y sales, reflejos y rumbos. Nace del horizonte que nadie alcanza a tocar y se intercala con bocas de ríos lagos perdidos, olvidados....Crece con gigantes de arena y algas y cambia su rumbo como cambia su marea cuando muere y cuando ahoga.
No puedo mirarlo, aturde, es una belleza cósmica y húmeda, inmensa. Hay movimiento y un lugar hacia dentro que me absorbe y me come...allí viajo donde su cuerpo no se deja ver, ni barcos, ni submarinos; solos estamos y se torna todo oscuro y la luz del sol se apaga lento. Y yo ya no respiro pero mi poco aire me deja deleitar las últimas visiones que hay debajo de aquel saco que abriga. Me detengo un segundo, tan solo me lleva un rato ver las sirenas que festejan y los peces que ululan contentos y cantan y preparan el ritual; allí lejano a la costa los dioses de agua sirven el fuego y dan vida y buen nacer.
Y yo hoy son un pez mas entre los muchos que andan y se pierden. Como entretejidos de este espejo rival, como hermosura espesa de espuma, de amares, de mar.

Pasajera

Nuestro amor no es un momento, ni un instante .Nuestro amor siempre fue una espera...larga y ardua, calma y pasiva. Nos amábamos sin conocer esa palabra, esa cosa minúscula de sentirse único, de vernos únicos. Éramos invisibles a los demás, no nos veíamos, ni nos veían, siempre esperábamos .No nos conocíamos, ni nos habíamos visto pero esperábamos. Con desesperación, o en plenitud de saber que al final íbamos a tocarnos y a besarnos quizás. Recuerdo que sin pensar en eso, ese día me miraba frente a un espejo y recorría poco a poco, me buscaba, me encontraba. Mamá se había dado cuenta de mi estado, estaba entre ansiosa y vivaz, pero mis movimientos eran letargos y siempre soñaba. Me acuerdo que soñaba con vos y luego de eso a la mañana siguiente mi cabeza se llenaba de recovecos en forma de preguntas, casi todas sin respuestas porque era inútil, yo no sabia de vos, ni vos de mí. El sueño se repetía, siempre el mismo; un ombú, la sombra dormida, un banco pintado con confesiones y vos parado mirando el cielo, buscando el dios que nos espía; luego siempre igual, yo caminando, con un libro desmenuzado y el pelo que se me volaba con el viento, que era suave y la brisa murmuraba un tanguito pegadizo. Después de eso despertaba y mis días continuaban como cualquier otro.
Fue la última vez que soñé y desperté amando y con ganas de ser amada. Quería conocerte, abrazarte y contarte mis ganas y mis ensueños. Nunca pasó claro, eras un pasaje, un dibujo vivaz que duraba poco. Este día relatado, fue el día que me perdí en una plaza que nunca había visto, no me acuerdo de donde venía pero me detuve a repasar una poesía sin vida, era lindo el lugar, lleno de recuerdos y tuve la impresión de ya haber estado, me resultaba conocido y sabía incluso el camino. EL corazón se aceleraba cuando me acercaba a un ombú que dormía en su sombra, luego cerca un banco pintado y reposando sobre él confesiones. Allí me detuve con ilusiones apaciguadas, allí te esperé, sabía que vendrías buscando al dios, y también para enamorarnos, porque no hacia falta conocerte, ya nos habíamos visto.

El Universo IV

No vamos con el viento, somos el viento
No caemos muertos, somos muerte y siempre caemos.
Amanecemos, y somos el amanecer
No llueve, nos llovemos por dentro.
Hay tierra y somos de barro,
hay soles y somos de día.
Seremos árboles y tenemos raíces,
y manos y seremos libres.
Repudio y encierro.
Efecto.
Nacemos y volvemos a nacer.