sábado, 13 de diciembre de 2008

Hábitat


Hay un cuerpo sobre la hierba.
Hay un río entero y frenético. Unos suaves pelos que guardan añares.
Un lerdo gesto a brisa, que sopla sobre los hombros y mutila en la ultima vértebra de tu cadera.
Mi abrazo en tu pecho, en tu centro. Una cobija, un manto de decires, unas manos fuertes que toman tu silueta y la llenan
de palabras y de besos despacitos.
Aquellos amores de tantos, que de tan profundos, de tan hondos se vuelven una gran mujer.
Una mujer que guarda un escondite precioso.
Un gran laberinto,
el más perfecto refugio.

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